Por solo nueve votos, Macron salvó este lunes la continuidad de su Ejecutivo y la reforma jubilatoria que viene provocando hace semanas grandes manifestaciones en el país y la parálisis de algunos sectores de la economía. Más que nunca, el partido del presidente mostró su debilidad en la Asamblea Nacional, donde el Ejecutivo de la primera ministra Elisabeth Borne se enfrentó a dos mociones de censura. Luego de la votación, varias ciudades francesas fueron el escenario de protestas espontáneas y disturbios que terminaron con al menos 142 detenidos.
La primera moción, presentada por un grupo de diputados centristas, regionalistas e independientes, aglutinó 278 de los 287 votos necesarios para la aprobación, mientras que la moción de la extrema derecha solo tuvo 94, un poco más que los votos propios del partido de Marine Le Pen. El resultado es un alivio para el gobierno, pero también la confirmación de que su margen de maniobra pende de un hilo y que cada iniciativa se enfrenta a un camino pedregoso, al tiempo que le da un nuevo impulso a las protestas contra el Ejecutivo
Desde que el partido de Macron perdió la mayoría absoluta en las legislativas de junio pasado, Borne no supo tejer alianzas, lo que la ha llevado a acudir en once ocasiones a aprobar reformas sin el voto parlamentario. Hasta ahora, la primera ministra había logrado, mal que bien, sacar adelante proyectos gracias al respaldo de la derecha tradicional de Los Republicanos (LR), pero en la reforma de las pensiones este partido se fracturó.Casi un tercio de los 61 diputados del LR apoyaron esta vez la primera moción de censura, lo que deja al gobierno dependiente de ese partido en descomposición, con guerras intestinas. La dirección de LR aseguró que se plantea la exclusión de los 19 diputados díscolos.
Durante el debate de las mociones de censura, la primera ministra defendió que la reforma jubilatoria fue uno de los compromisos de Macron durante la campaña y acusó a la oposición de otorgar más legitimidad a la calle que a las instituciones. Borne aseguró que “nadie tiene el monopolio para hablar en nombre del pueblo” y pidió respeto por las instituciones democráticas.